La ciudad de los miradores siempre merece una visita. La capital de Portugal conserva intacta su belleza antigua, su ritmo pausado, sus tranvías y sus empinadas cuestas. Pero junto a esa Lisboa con aires decadentes se levanta también una capital moderna y europea que muy pocos deciden visitar. Son las dos caras de una ciudad que vale la pena explorar en cualquier época del año.
Si tienes pensado hacer turismo en Lisboa, conviene que prepares la ruta con detenimiento porque las propuestas son múltiples. En internet puedes encontrar numerosas guías, pero aquí vamos a hablar del Lisboa desconocido, de esos rincones especiales que a menudo pasan inadvertidos y que poseen un encanto espacial.
Vila Berta
El barrio de Graça esconde un pequeño tesoro. Se trata de un callecita con dos hileras de casas construidas hace 100 años para albergar a los burgueses vinculados a la revolución industrial. Adentrarse en Vila Berta es como un retorno al pasado. Esta pequeña colonia ha mantenido sus esencia hasta el mínimo detalle: azulejos de colores, columnas de hierro, barandas… una imagen pintoresca cerca de la última parada del tranvía 28.
El barrio de Alfama
Muy cerca de Graça y del castillo se encuentra otro barrio particularmente interesante: Alfama, la cuna del fado de Lisboa. Recomendamos acceder a él andando; los buses y tranvías también bajan pero es mejor callejear a pie y dejarse sorprender.
Alfama es un antiguo barrio de pescadores repleto de pequeñas tiendas de toda la vida y restaurantes de cocina popular. La panorámicas más bonitas del barrio se observan desde los miradores das Postas de Sol y Santa Lucía. Allí, junto al conocido Panteón, se encuentra la Feira de Ladra, un característico mercadillo callejero que, además de ropa, ofrece libros, antigüedades y objetos de segunda mano. Abre los martes y sábados.
Recomendamos calzado cómodo, agua, y una buena predisposición para patear cuestas. Es la mejor manera de conocer el barrio y descubrir algunos rincones gratifferos que muy pocos conocen.
El Convento Dos Cardaes
En las proximidades de uno de los puntos más bulliciosos de la ciudad, la zona de Príncipe Real, se levanta un edificio histórico de una belleza singular. Se trata del convento dos Cardaes, perteneciente a la Orden de las Carmelitas Descalzas. Su iglesia está totalmente recubierta en el interior de azulejos holandeses y es un lugar que invita al recogimiento y a la vida contemplativa.
Jardín del Museo da Cidade
El museo de la ciudad alberga uno de los jardines más mágicos e insólitos de Lisboa. El jardín fue diseñado por la artista plástica Joana Vasconelos y presenta un recorrido laberíntico en el que se esconden reproducciones de animales y vegetales con tamaños sorprendentes: cobras, caracoles gigantes, champiñones, monos … en total, son más de 1.000 réplicas de la obra de Rafael Bordallo, conocido ceramista y caricaturista portugués.
Propuestas de ocio sorprendentes
Uno de los espacios de ocio más sorprendentes de Lisboa es Pensao Amor, levantado encima de un antiguo hotel de citas. Es una mezcla de bar y espacio de conciertos que acoge también una librería erótica, una peluquería y una tienda de ropa sexy.
Los restaurantes clandestinos son otro punto fuerte en Lisboa. Hay locales de comida china con cartas exquisitas en diferentes pisos de la ciudad o escondidos dentro de tiendas.
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